viernes, 8 de abril de 2022

Volver

Me regurgito a cada mini segundo de existencia, como si fuera poco el solo hecho de existir. El otro día mi psicóloga me pego un tirón de orejas, de los varios que tuve en esta semana, "no cooperas" "permitite abrirte a un nuevo paradigma" , aunque no fue textual, fue lo que entendí, usando palabras suyas diría que eso es lo que escuché. Me preguntan como funciona el circulo, primero es dolor, y la sensación de que él me aplasta, me invade, corrompe y estira hasta llevarme a mi límite, que cada vez es un poco más, quien es él?, él es la angustia, él es el dolor, él es el miedo que me paraliza y me tortura, la comparación, la envidia, el odio a mi misma y la impotencia. Después le sigue la desesperación- desesperación, des esperanza- sensación de que jamás voy a superar el dolor, entonces algo grita dentro de mi. Si, grita. Literal, como un fuego que viene desde la panza y sale por mi garganta, me late todo, el corazón, la cabeza y quiero gritar, gritarme. HASTA CUANDO VAS A ESTAR ASÍ, HASTA CUANDO VA A SEGUIR ESTA MIERDA. Después viene la culpa y me sigo gritando HASTA CUANDO VAS A SEGUIR NO HONRANDO LA VIDA, PONETE LAS PILAS. Por último intento aplicar esas frases, esas verdades universales, transversales al humano. Como dice el de Análisis, "distanciarnos de lo emocional", solo que habla del procedimiento analítico, pero creo que me funciona. Me distancio de la emoción, fragmento mis sensaciones, las anoto, me pregunto y repregunto, así se lo llevo a la psico. Pero al final siempre empieza de nuevo. 

"Abuela, puedo dormir con vos?" Le pregunté hace un rato "si pochita por supuesto" me contesta la vieja, 89 pirulos y está mas contenta que yo, se toma sus buenos mates hirviendo, timbea como la mejor y encima te gana los 50 p que pusiste sobre la mesa. La foto del Tata al lado de la de Perón y Evita. "donde andas viejo ?",pienso y se me viene a la cabeza la semana pasada, cuando me corté, "ayudame abuelo", pienso. Hablo con dos compas que me cuentan sus historias, me dicen que vivieron lo mismo y pudieron, me dice que se quiso matar y esta viva. Y hace, y estudia, y ama y tiene sexo y respira y se ríe y es hermosa. Si, no te lo dije, sabes q te hablo a vos, sos hermosa. 

Estoy al lado de ella, de mi abue, que se vino del monte e hizo dos casas con el viejo, que tuvieron hijos y nietos universitarios, que cobra una jubilación x ama de casa por un laburo que hizo desde que nació, con sus hermanos, con los hijos del patrón, con sus hijos y con sus nietos. Caminando por el barrio de los abuelos, el conurbano hermoso, piso las hojas secas, sonrío con los árboles y el paisaje otoñal. Es mi estación preferida. Me acuerdo de los olores, de lo grande q le parecía todo a esa nena q fui, el locro del viejo, el tuco de la abuela con los fideos caseros, la carrera del domingo y, como siempre, El Zorro al mediodía," En su corcel..." y la sonrisa de mi abuelo entregándose a esa fantasía como volviendo a ser un niño, a mi lado, como le brillaban los ojos. El viejo q revirtió un cáncer después de ganarle al odio, al capitalismo y a los negreros. Después de vivir a té de yuyo y q se fue cuando se la vio difícil, cuando vio que ya le costaba. " Ya va a venir mi mama" me dijo en el hospital, dos días después partió, con la mama claro.  Quisiera poder decir que todo se me pasa, pero no es así, el dolor está. Lo que sí se me van, automáticamente, son las ganas de morir y eso ya es un montón. 

Gracias, esta es mi primer noche de descanso.

viernes, 5 de noviembre de 2021

Fragmentaciones cronológicas del cambio

 

Tengo 22 años y me redescubro a cada microsegundo. Encuentro fragmentos míos en espacios pequeños, intento llevar una cuenta de ellos, un millón de mini pedacitos y, hasta ahora, donde más los encontré es en el cine. Quiero dormir, es tarde, y mi alma lucha por despertarse y Ser. Todos los días soy acechada, todos los días corro peligro de ser tomada por mi propia oscuridad  y de quedarme atrapada en ese espantoso círculo.


Tengo 22 años y La Pianista de Haneke acaba de irrumpir en mi micromundo y expandirse como una molotov, Isabelle Huppert soberbia, me atravesó con su vacío y me desangró su vulnerabilidad... es que, a lo largo de mi existencia la identificación casi siempre fue atemorizante y lóbrega. Existe un placer masoquista en concebirme a mi misma oscura y perversa, como escapando de la inmaculada blancura del mandato patriarcal. Erika se apoderó de mi, como otro fragmento más, machacada por la culpa y atormentada por su progenitora, se mueve como una entidad traslúcida por los espacios por donde transita, es siempre una visitante inocua anhelando ser parte. Hundida, rechaza y niega cada partícula de placer que brota en su existencia mancillada por la frustración, el rechazo y el odio. Intensa y aguda, la mirada atormentada de Erika se clavó en mi interior y, como en un loop, las escenas significativas de esta película se repiten dentro mío. Eligiendo caminos dolorosos y frustrantes, por años yo también fui un ente. Melancólica y lánguida por dentro, despierta y desfachatada por fuera, pasé mis años de adolescencia odiándome profundamente,  no sintiéndome capaz. Como Erika.  Hoy intento unificar mis piezas, tomé coraje y comencé el arduo camino de la reconstrucción, batallando febrilmente contra el sentido de perfección y autosuficiencia.. Dando manotazos de ahogado, por años intente aferrarme a algo externo para ver algo de luz, aunque sea de a ratos. Parasitando y tapando,  me encontré una persona que atravesaba lo mismo y que me dañó, ahora, luego de separarme, me encuentro destejiendo los nudos como Penélope, duelando estructuras, estructuras dañinas y perversas, sistemas de tortura presentes en sitios culturalmente institucionalizados como espacios de amor y contención.



Tengo 22 años y recién ahora miré hacia adentro y fui capaz de hallarme luminosa, de sentirme hermosa por dentro y fuera, posicionada y emprendedora, intencionando en la luz y aceptando mi oscuro, decidida a quererme en mi totalidad. Guiándome por mi intuición y mis propios deseos. Desandando círcuitos oscuros. Decidida a no romantizar más la tristeza me propuse aceptarla para transformarla, permitiéndome ser.

 Hoy siento que estoy empezando a aparecer.

Gracias cine, por oficiarme de disparador siempre. Aguante el arte.



martes, 19 de mayo de 2020

Y la vida

Hola gente. Resulta que hoy les quiero contar, no voy a mentirles esto es más satifascción propia que otra cosa, una reflexión que me trajo el aislamiento sobre una situación que viví durante la infancia. Esta no me parece una gran entrada de presentación para un blog, pero mi salud mental lo requiere. Hace poco que hice consciente la idea de que hablar sobre lo que nos duele sana. Ahora si, empiezo.
Vivo en Buenos Aires, Argentina y tengo 20 años. Nací en una familia de clase media bastante grande, tengo muchísimos primos (de verdad) y tíos en Tucumán y alguna otra provincia del norte. De mi familia cercana la mitad son artístas y la mayoría músicos, mi viejo y mi vieja por supuesto.
Soy hija única y crecí con las típicas características de esta condición, caprichosa y berrinchuda. Si bien mis viejos me daban el mundo fueron, contradictoriamente, excesivamente estrictos con ciertas cuestiones. Haber ellos vivieron la dictadura de pibes y más tarde la movida bohemia contracultural, por lo que son bastante anti sistema y, claro que si, de izquierda a full. Cuestión que hubo cosas que yo me perdí ( o gane?), actividades, comida chatarra (ni ahi McDonalds), juguetes y muchisimos programas de TV, ésto amplió ciertas características con las que (ponele) yo ya venía de fábrica. Soy canceriana (me chupa un huevo si no crees en la astrología flaco) y una persona puramente sensible y emocional y la extremista educación de mis padres sumado al ambiente artístico hicieron que estas cualidades se potenciaran. Por lo que yo era una niña sobre protegida que, encima, no había enfrentado in pactos negativos, fuera de las cuestiones familiares habituales . Así legué a la escuela primaria, donde me choqué con el mundo real a la fuerza, un mundo real que, ya en mi primer día de clases, incluso antes de llegar al aula, me mostro una cara de orto, una negativa con trasfondo sectario, servido en bandeja por alguna novelita del disneylandia Argentino Cris Morena, y masticado por una pendejita con delirios de famosa. A partir de ese momento y durante  seis años consecutivos viví situaciones de mierda, con maltrato verbal y casi físico de parte de les niñes. En una perfecta síntesis mi salón de clase fue una réplica, casi exacta, de cualquier programita "infantil-juvenil", esos donde hay populares, nerds, lindos y feos, es decir, ganadores y perdedores. Gente que merece ciertas cosas y gente que merece ciertas otras. Nada nuevo no?. Como en cualquiera de estos programas de TV, las lindas eran todas amigas y se sentaban en la misma mesa, esa que ademas llevaba sus nombres gravados con tinta invisible, adelante de todos. Liderando. Esta situación también se daba con los varones, todos lindos y todos amigos. Ya en la primer semana de clases se formaron los nuevos grupos, yo por supuesto estaba en el grupo de los raros, claro, yo era una apasionada de los mundos fantásticos, era gordita y tocaba el violín, toda una friki. Quiero aclarar que no estoy tratando de decir que ellos eran los malos y yo era la buena, esto no es una película de Marvel muchachos, acá no hay buenos vs malos, la vida no funciona así. Pero la situación me afectaba, además de sobre protegida yo no me sabía defender (porque no me habían enseñado) y sobre dimensionaba mucho las cosas. Ésto se agravó cuando llegamos a tercer grado, acá empieza lo interesante y la verdadera razón de porque decidí contar esto. Teníamos una maestra, era la típica maestrita que todas las mamis querían para sus niños. La seño validaba ampliamente las pequeñas jerarquías ya establecidas en el grado, lo reflejaba en sus decisiones y también verbalmente. Premiaba a los "winners" y nos negaba a los "frikis", marcándonos constantemente las diferencias entre ellos y nosotros. Pero fue la primera en llevarlas al próximo nivel, nos hacía competir por tiempo en ejercicios de cálculos matemáticos ( claro para enseñarnos a producir) , para ver quien se "ganaba" o "merecía" el Diez Felicitado y algún sellito de dibujito animado, por supuesto que habia para nenes y para nenas. Ésto, sumado a que realmente no tengo facilidad para las Matemáticas, me creó una traba con la materia que pude superar recién hace cuatro años, en la secundaria, de la mano de una profesora que me mostró, por primera vez, que la vida no se termina en un cálculo.
Volviendo, ésta situación se agravó al año siguiente y culminó en los dos últimos con una tetralogía de maestritas que, por supuesto, eran todas amigas. Acá se puso Heavy posta, eran una peor que la otra y todas tenían un rol que parecía, inclusive, estar perfectamente orquestado. La peor era, cuando no, la de Matemáticas, hasta su aspecto daba miedo, pero ésta mina forreaba enserio. Hacía comentarios elitistas y ofensivamente indirectos contra el grupito no hegemónico, hablaba amablemente con los "popus" y hasta de compinche se ponía la vieja. Llegando a cuestionarme mi práctica de violín y a divulgar ciertas cosas ,luego de una reunión privada con mis viejos, con las mamis (de los "popus" claro) que, obvio, eran de cooperadora. Ésta situación desencadenó mi baja autoestima, así como ansiedad social, represión y autocastigo. Claro que yo no era consciente de todo esto. Pero algo sabía, sabía que estaba tan dolida y tan desesperada por pasar página que fingí haberlo superado. Así me condené a repetir la historia, a medias claro, porque los pibes de la secu no eran caretas. Ellos eran más frikis y más marginados que yo, por algo que te acompaña hasta la tumba: la condición social. Eran pibes buena onda, máximo quilomberos, pero tenían códigos. Muchos vivían en la villa y van a cargar toda su vida con el "negro de mierda". Éso te da una perspectiva distinta, toda tu vida mirando de la periferia hacia el centro, desde Latinoamérica a Europa. Pero yo, seguía siendo yo. Y lo peor pasó porque no era capaz de enfrentarme al dolor, es decir, yo acabé siendo, a falta de otros, mi propio verdugo. Aunque no puedo culparme por no tener herramientas y las cosas, finalmente, pasan por algo. "La naturaleza es sabia " dice mi viejo. Ahora que lo veo con distancia, entiendo que, mis dos primeros años de secu fueron una extensión de la primaria (o lo de lo que pudo ser), porque yo la pasaba piola, o por lo menos, nadie me jodia. En tercer año (dele con los terceros),  fue como caer en un progresivo barranco y/o pozo. Yo era, hasta ese momento, una estudiante de media hacia arriba, pero ese año dejé de estudiar. Así sin más , solo que, ni en eso, mi  mente podía dejarme en paz. Culpa, culpa y culpa. De una parte de mi siempre me avergoncé, la parte en la que no soy constante, y en la que siempre me siento diferente. Seguía sin poder "pertenecer". Tenía amigos, un grupito de hecho, seguía sin poder relacionarme sanamente con el mundo, porque no me aceptaba. Fue a partir de ese momento que empecé a pensar que quizá tenía problemas psicológicos, algo como depresión o ansiedad, se sumaba el hecho de que entré en la face Dark, miraba y leía terror, miraba docus de asesinos y leía "Asilo Arkham " de Batman, novelon por cierto muchachos. Me voicoteaba constantemente, pensaba demasíado, y ahora cosas negativas. Mi mente era un arma de doble filo (como todas). Ya desde mi primer año de secundario hacía terapia, por decisión propia, eso me ayudaba un montón, descarga muchísimo hablando. Me decían, dicen, que soy muy inteligente, eso, lejos de coparme, me pesaba, va me pesa. Esperan mucho de mi. Aunque es la energía de mi nacimiento, porque todos, familia, mas y menos allegada, y amigos) me esperaban con ánsias.
Me cambié de escuela, a un colegio de Danzas, Contemporanéo y Ballet, y hacía todo en uno. Por tres años me la pase diariamente 12 horas en la escuela, mañana y tarde. Ahí descubrí lo nuevo, la danza me saca de lo mental, es una terapia para mi. Aunque otra parte de mi, la mental, a la que le había otorgado tanto poder, tiraba mucho. Dos fuerzas que se debatían en mi interior, y todavía lo hacen. La danza, para el que no lo sepa, requiere de una concentración mental y disposición física absoluta, porque éstas se retroalimentan. Acumulando tensiones, creciendo y aflojando, aprendiendo a lidiar con ese arte hermoso pero difícil, que te prueba constantemente, como la vida. Repetí de año en danza, porque las cosas llevan tiempo y más tiempo además si tenes un "NO" en la cabeza. Lo peor era que yo me daba cuenta de todo el mecanísmo, sabía que tenía que cambiar el NO por el SÍ, pero la zona de confort y el miedo pegan más que el clona.
 Les cuento que las/los "popus" siguen existiendo y están en todos lados, jardin, primario, secundario, danza, la facu, el laburo, etc (Donald Trump es un popu amigues). Solo que cada vez menos, o al revés, quizá los frikis cada día somos más (Después de todo si la Warner saco Guasón es porque es el aire que se respira gente. Hasta el stablishment lo sabe). Recién hoy en día estoy aprendiendo a pensar de forma neutral todo lo que viví, haciendo autocrítica real y aprendiendo a no confundirla con la autoexigencia. Sigo tratando de salir de mi zona de confort repleta de negatividad y autocastigo. Sigo aprendiendo a defenderme, en un mundo donde cada día se inventan nuevas formas de maltraro. Sigo intentando aceptar que no tengo que querer a todo el mundo, y que todo el mundo no tiene porque quererme a mi. Sigo intentando aceptarme como soy, sabiendome una persona no común pero si normal. Sigo intentando aceptar mis inquietudes y hacerle cada vez más caso a mis pulsiones. Sigo intentando aceptarme frágil pero intentando conocer mis fortalezas. Y si hay algo que SI logré de toda esta lista, fue pararle el carro a un boludo de antaño que quiso joderme. Hoy en día me pregunto a quien odiaba tanto la maestra de matemáticas. A quien odia tanto mi tío. Y si alguno de mis ex compas esta leyendo ésto y se siente culpable, todo bien se entiende, somos personas y nos equivocamos. No puedo decir que lo superé porque estaría mintiendo, pero estoy en eso. Gracias. Sólo espero, de todo corazón y por el bien de la gente que te rodea, que no sigas siendo un pelotudo y un careta, ojalá hayas aprendido que la fortaleza radica en la unidad. Básicamente cuantos más mejor.
Cuestión que así estamos gente. Avanza un paso, retrocede dos. Avanza tres retrocede uno. Así es la vida, y es hermosa. Uno está donde está por algo, y ahora en modo pandemia. Aceptémosnos de una vez. No nos conformemos. Lo mío es el cine, el teatro y la escritura. Es lo que me salvó y lo que me salvará. Y bailar!.
Gracias Nacy por todo lo que nos das en cada clase. Parafraseando a la Kobra Kei " Game over. No. Don´t give up. As long asi you. Keep on triying, you can´t lose".

Volver

Me regurgito a cada mini segundo de existencia, como si fuera poco el solo hecho de existir. E l otro día mi psicóloga me pego un tirón de o...